La justicia de la dictadura
Mucho ha dicho el dictador (1) durante el ejercicio de su poder omnímodo. Procuró con ello vituperar a sus adversarios y adoctrinar a sus seguidores. Pero en ninguna de sus frases alcanzó tan terrible elocuencia como en aquella, salida del alma, que como una orden impartió a su ministro Subiza. Esa frase, digna, por su brevedad y fuerza, de algunas otras que en la historia se han hecho memorables, caracteriza no sólo a un hombre sino también a un régimen, y basta para condenar a ambos.
“¡Al enemigo, ni justicia!!!”
Tres signos, como tres espadas de exterminio, siguen en el original (2) a esas palabras. Después de haberlas escrito, en un estado de ánimo semejante al de la tarde aquella en que amenazó con la más grande hoguera de que hubiera memoria, o de aquella otra del 31 de agosto de 1955 cuando incitó a matar a sus conciudadanos, su furor no se había aplacado. Con lo que de él restaba, trazó los tres signos, y debajo de todo ello, tres rayas paralelas, a fin de que su pensamiento se hiciera sangre y nervio en quien debía ejecutarlo:
“¡Al enemigo, ni justicia!!!”
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Cuan distinta es esta expresión de su personalidad verdadera, manifestada privadamente a uno de sus más implacables ministros, de aquella otra, dicha para congraciarse con el pueblo: “Yo soy de los hombres que piensan que el que gobierna ha de tener en su alma el sentido innato de la justicia.” “Sin esa condición –agregaba- ningún hombre puede hacer buen gobierno.”
En verdad, la justicia, su justicia, era para los suyos. Para los demás –enemigos o simplemente adversarios-, la arbitrariedad, las torturas y la cárcel.
Mucho ha dicho el dictador (1) durante el ejercicio de su poder omnímodo. Procuró con ello vituperar a sus adversarios y adoctrinar a sus seguidores. Pero en ninguna de sus frases alcanzó tan terrible elocuencia como en aquella, salida del alma, que como una orden impartió a su ministro Subiza. Esa frase, digna, por su brevedad y fuerza, de algunas otras que en la historia se han hecho memorables, caracteriza no sólo a un hombre sino también a un régimen, y basta para condenar a ambos.
“¡Al enemigo, ni justicia!!!”
Tres signos, como tres espadas de exterminio, siguen en el original (2) a esas palabras. Después de haberlas escrito, en un estado de ánimo semejante al de la tarde aquella en que amenazó con la más grande hoguera de que hubiera memoria, o de aquella otra del 31 de agosto de 1955 cuando incitó a matar a sus conciudadanos, su furor no se había aplacado. Con lo que de él restaba, trazó los tres signos, y debajo de todo ello, tres rayas paralelas, a fin de que su pensamiento se hiciera sangre y nervio en quien debía ejecutarlo:
“¡Al enemigo, ni justicia!!!”
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Cuan distinta es esta expresión de su personalidad verdadera, manifestada privadamente a uno de sus más implacables ministros, de aquella otra, dicha para congraciarse con el pueblo: “Yo soy de los hombres que piensan que el que gobierna ha de tener en su alma el sentido innato de la justicia.” “Sin esa condición –agregaba- ningún hombre puede hacer buen gobierno.”
En verdad, la justicia, su justicia, era para los suyos. Para los demás –enemigos o simplemente adversarios-, la arbitrariedad, las torturas y la cárcel.
NOTAS
(1) (Nota del transcriptor) Se refiere a Juan Domingo Perón.
(2) (Nota del transcriptor) Ver facsímil de la nota en el apéndice del libro.
(1) (Nota del transcriptor) Se refiere a Juan Domingo Perón.
(2) (Nota del transcriptor) Ver facsímil de la nota en el apéndice del libro.
Nota facsimil y transcripción pasada por el dictador Perón al señor ministro de Asuntos Políticos Román A. Subiza (*)
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Transcripción de la nota facsimilar
Para el Dr Subiza
Preparar la secretaria política para accionar política y económicamente:
-Políticos enemigos. Pedirle a Sadi la lista de los mismos de que habló y hacer una lista completa con sus bienes para traerla.
- Lo mismo para comerciantes enemigos
- Lo mismo para empresas enemigas
- Lo mismo para entidades extranjeras enemigas
- Lo mismo para diarios, revistas, papel diario, etc.
Ej. Casa Iturrat terminala cuanto antes.-
Ej. Extranjeros enemigos o indeseables, preparar su represión y economía .. (no se entiende bien).
Ej. Al jefe de policía pedirle los nombres de los que anden en actividades contrarias para hacer lo mismo.
Ej.- Quizá preparar equipos especializados para actuar eficazmente en cada caso.-
En conclusión: seguir con la política pero dedicar la máxima actividad a la persecución implacable de los adversarios por todos los medios en contestación a los que ellos hacen y han hecho.-
¡Al enemigo, ni justicia!
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DECLARO DE LA ESCRITURA QUE ANTECEDE DEBE CONSIDERARSE, PERICIAL MENT COMO TRAZADA DE PUÑO Y LETRA POR JUAN DOMINGO PERÓN, DE ACUERDO AL TEXTO DE LA PERICIA LETRA P.Nº3
(Firma del perito)
FUENTE(*) Libro Negro de la Segunda Tiranía – Ley 14.988 – Comisión Nacional de Investigaciones Vicepresidencia de La Nación - Buenos Aires 1958 – Página 261.