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Perón y los expedientes secretos nazis ("Metales voladores" y rayos anti radiaciones atómicas)

Las vinculaciones entre el Nacismo y el General Perón y el régimen peronista están, desde hace ya varios años, tomando conocimiento público.
También son bastante conocidas las fabulaciones que aquel coronel golpista tuvo durante su tiranía como el caso Richter o "proyecto Huemul" con el que llegó a anunciar que la "energía eléctrica sera vendida barata en sachets como la leche" y otorgar a un gran farsante -como fué Ronald Richter- la "medalla peronista" a este fraudulento científico alemán.
Pero ese no fue el único caso que registró la historia argentina durante aquellos fatídicos años. El presente fragmento del informe que redactó la Comisión Investigadora número 12 (Comisión Nacional de Energía Atómica) muestra otras.
Se trata del conocido como "Informe Saborens", en el se cuenta la compra de otra fábula.
La de un "expediente secreto" robado de la Oficina Política del Reich por un grupo de personas entre las que se encontraba un custodio del mismísimo Adolf Hitler y que ahora pretendían vender al gobierno argentino.
En este "informe secreto" se encontraban -según prometían- los secretos para obtener un metal "Paulinum" que venciendo la ley de la gravedad volaba. Las convinaciones necesarias para lograr la explosión atómica y unos "rayos" que lograrían proteger a los afectados por explosiones atómicas enemigas.
Cuando nos enfrentamos a fabulosas declaraciones como la de los "viajes espaciales por la estratósfera" como dijera que sucedería el presiente Carlos Menem o a "chanchos eróticos", como lo hiciera la presidente Fernández de Kirchner no deberíamos olvidar a quien tienen como "líder y conductor", a un hombre -Juan Perón- que de fábulaciones vivió.
Expediente Saborens. - Adquisición de pretendidos secretos contenidos en el titulado “Informe Saborens”. Su adquisición, previo pago, fue otro de los errores que originó una injustificada erogación.

Esta Comisión (*) tuvo conocimiento de su existencia a raíz de la declaración del padre Bussolini, que dijo (foja 207, vuelta): “Que días antes del anuncio del ex presidente Perón –el 24 de marzo de 1951- fue citado por el coronel González para resumir un documento alemán, estrictamente secreto, sobre la bomba atómica, de cuya existencia podrían dar información el capitán Beninson y el coronel Plantamura, como así también el coronel González. Que le consta que ese documento había sido adquirido en Europa y traído al país por el capitán Beninson y el coronel Plantamura, hjustamente con otros dos, también secretos; uno sobre el elemento denominado “Paulinum”, que le atribuye la propiedad de vencer la gravedad y otro sobre un misterioso elipsoide cuyas aplicaciones no puede precisar. Que hacho el resumen, lo entregó al coronel González, etcétera.”
Y más adelante (foja 211): “Preguntado: Si con anterioridad a la fecha en que se le pidió resumiera el documento secreto antes mencionado había tenido conocimiento del elemento denominado “Paulinum”. Contestó Que efectivamente algo había oído al respecto, pero que ahora no podía precisar cuál fue la fuente de información; que siempre se preocupó por ese problema solicitando varias veces la entrega del documento reservado a los efectos de estudiarlo y continuar dichos estudios si fuera posible; que esa solicitud la hacía al coronel González; pero que nunca accedió a su pedido”.
Esta Comisión quedó sorprendida por el insólito anuncio de un elemento al que se le atribuía “la propiedad de vencer la gravedad”: y más aún el hecho de que el secreto respectivo hubiese sido adquirido y pagado por nuestro país. Después de algunas averiguaciones oficiosas, decidió dirigirse al señor director de Energía Atómica, como se hizo tres días después, a fin de que tuviera a bien comunicar si el mencionado expediente e informe secreto se encontraba en dicha Comisión y en caso afirmativo quisiera ponerlo a disposición de esta Comisión Investigadora, como lo hizo. El informe, en idioma alemán, está contenido en una carpeta, y consta de 42 fojas y 7 estampas en papel milimetrado. Al final del informe hay un grueso sello de lacre, en que puede verse una corona con la cruz “svástica”, y una leyenda ilegible. Fue íntegramente traducido por el capitán de aeronáutica don Enrique A. González y revisado por el capitán de fragata ingeniero electricista (R.) don Manuel Beninson. Está escrito a máquina, contenido en otra carpeta y precedido por algunos antecedentes, que se mencionarán, ocupando el todo, con las fotocopias de los esquemas, 86 (ochenta y seis) fojas numeradas; y un “acta” antepuesta de entrega del documento al capitán Iraolagoitía.
La documentación original –si existió- no ha sido hallada. Entre los antecedentes que preceden a la mencionada traducción figuran algunos inicialados y otros sin siquiera este requisito; tres son originales. Las fojas 14 y 15 de las cuales la segunda está inicialada E.P.G. (¿Enrique P. González?), contiene “algunos antecedentes relacionados con el documento Saborens”. Allí se dice: “Habiendo llegado a conocimiento del excelentísimo señor presidente de la Nación, general de ejército don Juan D. Perón, la existencia de un documento de interés para el país, en lo que atañe a la energía atómica, autorizó al secretario general de la Comisión Nacional de la Energía Atómica, coronel Enrique P. González, a enviar a Europa, para estudiar su valor técnico y determinar la conveniencia de su adquisición, al capitán de fragata ingeniero electricista (R.) don Manuel Beninson, quien fue secundado en sus gestiones por el teniente coronel don Nicolás Plantamura”.
En cuanto a la fecha –que no consigna el resumen- se deduce de lo dicho en su declaración por el capitán Beninson (foja 67, vuelta). “Manifiesta el declarante que estuvo ausente del país desde el veinticinco de mayo del año mil novecientos cincuenta (25/V750) hasta el veintiocho de septiembre del mismo año (28/IX/50).”
Continúan aquellos antecedentes: “El informe adjunto del profesor doctor ingeniero don Flemens Saborens fue estudiado y analizado durante varios días, en presencia de dos personas: una, el intermediario, había pertenecido (según su propia manifestación) a la custodia de Hitler, mientras que la segunda persona, a cargo del documento, formaba parte de un grupo de cuatro interesados, que habían sustraído el mismo de la Oficina Política del Reich, y lo tuvieron escondido durante más de cinco años, escapando a la búsqueda constante y minuciosa de los vencedores”.
Pues bien: el mismo documento original dice respecto de la bomba atómica (traducción: foja 57):
“La verdad es que no se trata de ningún gran secreto que no se pueda expresar con una o varias frases, que ponga al que las lee en condiciones de repetir el proceso”.
“En lo fundamental –continúa- el método está dado por los hechos físicos. Que son conocidos de todos los especialistas, a los que, sin embargo, faltarían todos los detalles particulares, que nosotros hemos obtenido después de años de investigación y grandes sacrificios. Esto es lo que hemos introducido en este informe de cálculos e introduciremos más adelante”.
En las mencionadas carpetas, que ha examinado esta Comisión, no figura ningún informe del técnico ingeniero Beninson, que fue el enviado a Europa para estudiar el documento y decidir su adquisición; pero el hecho de que esta se haya efectuado demuestra que su informe fue favorable (1). Figura en cambio el juicio del doctor Balseiro (2), a quien se le fue posteriormente requerido (sin fecha) aquí en Buenos Aires, y que es el único documento técnico que lleva la firma de su autor.
En él dice que: “el informe no contiene ningún dato no conocido, a no ser los valores numéricos de los volúmenes críticos de las bombas de U (235) y Pu (239)”, que serían 3.217,00 gr. Y 5.139,14 respectivamente. Es interesante anotar que estos datos, consignados en el original alemán (fojas 30 y 31), no figuran en la traducción, por haber sido cortadas las fojas en que sin duda figuraban, a saber los Nos. 58 y 59, después de lo cual volvió a sellarse y numerarse esta última. El doctor Balseiro sintetiza su opinión diciendo: “Es muy sugestivo que en un informe de esta naturaleza se abunde en tantos detalles elementales y bien conocidos, y se incluyan tablas numéricas que en nada intervienen en el desarrollo expositivo. Todo ello contrasta vivamente con la carencia de detalles técnicos sobre los distintos aspectos que se tocan y que es de esperar contenga un informe de esta naturaleza. Sería de esperar, por ejemplo, que el informante en vez de explayarse sobre detalles bien conocidos diera el valor numérico de la sección eficaz de fisión de neutrones rápidos, dato esencial para el cálculo del volumen crítico”…
…”Por esta razón es muy improbable que las cifras que se mencionan de los colúmenes críticos de las bombas U (235) y Pu (239) sean valores fidedignos”. Por consiguiente, el “documento” no contiene ni detalles técnicos ni cálculos fehacientes como se había prometido.
Pero contiene cosas aún más sorprendentes. En el capítulo “Medios de defensa contra las bombas de uranio UBI y UBII” se describe la producción de unos nuevos rayos “ultrainfra” a los cuales se denomina también rayos “Satus” y que tendrían la propiedad (traducción foja 62) de hacer explotar la bomba a 12 kilómetros de distancia; “pero, a lo largo de las zonas amenazadas, se tenderán barreras de rayos Satus II, que mejorados en su rendimiento, podrán alcanzar alturas de 20-30 kilómetros”. Se describe someramente la producción de estos rayos; y desde luego, que resulta ridículamente absurda.
El “misterioso elipsoide” a que se refirió el padre Bussolini, está descrito en la foja 66 de la traducción. Es un elipsoide hueco, de revolución, alargado, que en uno de los focos FL, lleva un cátodo incandescente esférico hacho de U. (235), al parecer calentado por una corriente de alta frecuencia. Debido a esto “se obtiene un choque continuo de electrones y protones sobre el foro F 2, que es imaginario (?), y en el que existen sólo pocos átomos de He (gas introducido a baja presión después de extraer el aire).
Ese impacto de todos los electrones, protones y neutrones, emitidos por el cátodo, sobre F2, se aclara fácilmente en parte por la frecuencia y en parte por la forma dada al ciclotrón (sic), que hacen que todas las radiaciones emitidas por F 1 no se desvían de sus trayectorias y se encuentren nuevamente en F2”.
Hay que ser muy ingenuo en cuestiones de física corpuscular para creer que con el método puedan producirse protones y neutrones en cantidad apreciable; y que ellos, si se produjeran, como así los electrones, se reflejaría siguiendo las leyes de la reflexión irregular de la luz, concentrándose en el otro foco!
El informe continúa (fojas 69) con la tercera gran novedad diciendo “El resultado obtenido es el siguiente: Obtención de elementos completamente nuevos, desde el criptón, que es conocido, hasta el Paulinio que es el más pesado de los desconocidos, con sus cifras Pau 246” 98.
“…las propiedades del mismo son de índole tal, que hasta hoy no tenemos una idea clara acerca de la multiplicidad de sus aplicaciones. En primer lugar, tiene una vida media de cerca de 50.000 años, a pesar de lo cual su radiación es tan intensa, que aplicado en una capa de 0,1 mm. de espesor sobre una plancha de acero de 2.400 x 1.400 x 8 mm., haciendo descansar esta cara sobre la tierra y dejando la chapa en libertad, ésta se eleva con una velocidad de 0,8 n/seg. (2,88 Km/hora)”.
Reputiendo lo dicho por el doctor Balseiro, solo cabe agregar: “No se dan detalles, y los fantásticos resultados que se mencionan parecieran más bien propios de novelas de ficción que de experiencias realizadas con seriedad”.
Lo malo es que la novela costó al erario público (200.000, sin contar gastos de viaje, según recibo extendido sin mayor formalidad en una hoja de papel para carta del “Albergo Mediterráneo”, en Roma, el 21 de diciembre de 1950, y firmado por Karl Schretter. La autenticidad del recibo y la exactitud de su importe están asegurados por una nota que a su regreso al país dirigió el teniente coronel Plantamura al coronel Enrique P. González, con fecha 4 de abril de 1951.
Pero la novela no terminó allí. Fallecido el señor Schretter, la viuda inicia el expediente: Ministerio de Asuntos Técnicos Nº 690/MAT a954 y en sucescivas cartas al ex presidente Perón (17/I/54; 21/IX/54; 16/II/955) reclama el pago de una fabulosa suma alegando que los $200.000 recibidos eran solo un anticipo. Ante tanta insistencia le contesta el capitán Iraolagoitía que se abonó al señor Schretter la suma de $ 200.000; y se le envía fotocópia del recibo correspondiente. La viuda insiste aún en otras dos cartas (25/IV/955 y 21/VII/955) en la primera de las cuales le dice: “Creo que usted en calidad de experto en este ramo reconocerá el valor enorme de los documentos y comprenderá que esta pequeña cantidad nunca puede ser considerada como precio efectivo”.
Como continuara el silencio argentino, repite su reclamo el 9/X7955 diciendo: “No comprendo cómo un gobierno que ha gastado miles de millones en experimentos, no haya pagado aún el millón de dólares americanos que pido por mis documentos”, etcétera.
Esta Comisión ha devuelto los documentos a la Comisión Nacional de la Energía Atómica de la cual provienen.

NOTAS:
(1) O el capricho del ex presidente Perón fue, como en otros casos, mayor.
(2) El Doctor Balseiro fue uno de los integrantes de la Comisión de Técnicos que desenmascaró la falsedad del proyecto atómico que Perón anunció como exitoso el 24 de marzo de 1951 y había encargado al científico alemán Ronald Richter, conocido como “Proyecto Huemul”, quien afirmaba ser el único poseedor de “su secreto”.

(*) Fuente: Documentación Autores y Cómplices de las Irregularidades Cometidas durante la Segunda Tiranía – Comisión Nacional de Investigaciones Vicepresidencia de la Nación - Tomo 1 – año 1958 – páginas 676 a 680).

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